miércoles, 24 de julio de 2013

Capítulo 10

En medio de aquel amasijo de balas volando y polvo levantado, en plena carrera hacia la salvación recé a cualquier cosa que pudiera escucharme para que obrara el milagro de que pudiéramos salir de allí vivos y a poder ser lo más enteros que se pudiera.

No pude ver lo que hacía Zeev, pero por lo que se oía no debía de ser muy agradable a la vista. Continué mi carrera hacía la salvación con un nudo inmenso en el estómago por culpa del bienestar de mi compañero. Pero si quería que saliéramos vivos y prácticamente enteros tenía que centrarme en mi objetivo que consistía en abrir un paso para poder salir de allí. Al llegar al mueble que taponaba nuestra salida lo empujé con todas mis fuerzas pero no se movió ni un ápice. Me cubrí con un sillón para evitar que los disparos me alcanzasen. En ese momento aproveché para ver el complicado baile fugaz que mantenían Zeev y el General. Se movían con mucha rapidez y agilidad. Zeev se había hecho con una barra de metal, o algo así, y bloqueaba con gran maestría los envistes de su padre. Las chispas volaban en el aire en cada beso que se proferían los metales a su encuentro.



El ambiente estaba cargado del olor a pólvora, proveniente de las armas que disparaban a mi ubicación sin apenas darme un segundo para respirar. Entonces una imagen se abrió paso por mi mente rápida y veloz. Era como un flashback en el que me encontraba en una situación muy parecida, disparos, chispas... Pero la mayor diferencia era que Zeev no iba en mi bando, sino que en el contrario. Su arma apuntaba hacia mí y su tez morena era resaltado por el uniforme blanco que llevaba puesto. ¿Era un soldado? No me lo podía creer. Aunque esperé a que solo fuera un vil engaño de mi mente.

Dejé mis ensoñaciones para otro momento más oportuno y me propuse embestir aquel asqueroso mueble con todo lo que tenía para poder moverlo pero me detuve. Los soldados habían obtado por usar munición más potente, pero no la usaban contra mí. Disparaban contra Zeev. Intenté observarle mejor pero no pude, ya que se movía con una velocidad inhumana. Pero eso no impedía que las balas le dañaran. Solo pensaba en que tenía que sacarlo de allí ya. Y mi mente se iluminó. Puede que yo no sola no podría apartar aquel mueble, pero los soldados con sus armas sí.

- ¡¡Eeh!! - grité con todas mis fuerzas, delante de aquel armario. Los soldados dejaron de disparar a Zeev y se giraron en mi dirección, armas a punto para matarme sin demora.

- ¡No! - Zeev se había vuelto hacía mi al tiempo que los soldados, descuidando su retaguardia. El General aprovechó ese momento para introducir su larga espada en el costado de Zeev. Gritó de dolor, pero poco más pude ver y oír, puesto que un soldado apretó el gatillo de su arma y un proyectil viajó a toda velocidad hacia mi posición. Me tiré al suelo y tal como había planeado el mueble se quedó reducido a trozos, que se esparcieron por el suelo haciendo un ruido metálico. Sentí un fuerte dolor en el brazo izquierdo. Observé la fuente de aquella molestia y vi que una esquirla de aquel mueble de metal me había alcanzado y lo tenía clavado en mi brazo. El dolor era insufrible y me dolía horrores el hacer cualquier movimiento, debía de tener ese trozo bien clavado. Mi brazo estaba teñido de rojo brillante. Se me pasó por la cabeza que pudiera perder mucha sangre por si hubiera perforado alguna vena importante, pero por la cantidad de sangre no me moriría por aquella herida. Después de ver que sobreviviría miré hacía la salida para ver que tal había salido el plan, bingo. Había sido todo un éxito, allí se encontraba un hueco lo suficientemente grande para salir por él.


Con el corazón en un puño me volví para ver que había pasado con Zeev. Pero ya no estaba donde lo había visto por última vez. En esa parte de la habitación se escontraban los soldados, disparando hacía el lugar en donde estaba yo, y el General. Este se encontraba impertérrito, sereno, con la espada, chorreante de sangre brillante y fresca, baja; como si ya diera por terminado aquel encuentro. No vi a Zeev por ninguna parte. ¿Donde estaría? ¿Habría muerto? ¿O me abría abandonado a mi suerte?

3 comentarios:

  1. Hola Kyl! Wow, ¡me encantó! Me fascina la manera en la que has narrado la acción. El padre de Zeev es muy cruel, me pregunto porque tendra ese trato con su hijo. Nuestra protagonista es muy valiente >.< y ¡Oh! ¿Qué habrá pasado con Zeev? ¡Oh! ¿Cómo puedes dejarlo ahí? >.< Espero que todo acabe bien. Estaré esperando muy curiosa la continuación de tu historia *-*
    ¡Hasta pronto!

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    1. Muchísimas gracias y me alegra que te haya gustado! Es un honor que leas y que comentes en mi blog. Subiré próximamente la ilustración del capítulo, por si interesa saberlo.
      Un besito, nos leemos!

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  2. ¿Como osas a dejame con tanta intriga? jeje esta genial, saves como hacer que la gente t lea todo, ¡esta genial! Bueno digo esto en todos los comentarios q hice en est blog, pero esq todos los capitulos estan muy bien pensados

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