miércoles, 4 de febrero de 2015

Capítulo 30

El dolor era insoportable. Me quemaba desde la espalda hasta el estómago, toda la franja que me había abierto con la espada. Aún con el arma clavada en mi torso, y con las estadísticas de supervivencia bajando estrepitosamente debía salir de allí y salvarla. Lo bueno es que ahora tenía arma, cosa que antes carecía de ello. Yumi corrió hacia mí, con una mirada de compasión agarró el arma y la sacó de mi, haciendo que el filo de la espada volviera a rajar la poca carne que se había regenerado en mi cuerpo. Solté un grito ahogado y me agarré el abdomen por instinto, aunque eso apenas mitigaba el dolor y escozor. Will nos miraba con ojos cuiosos hasta que derrepente soltó una risa aguda y estridente, una risa de lunático.

- ¿En serio yo te doy pena? Eso es porque tu no te has visto. Eres idiota, te automutilas para ser una carga cuando ella escape. Muy listo, Jesse - dijo socarrón y sarcástico. - Aunque te cures rápido no puedes evitar el dolor e inclúso la fatiga, a la cual no estás acostumbrado ya que llevarás años sin saber de ella.

- Prefiero estar herido y fatigado que bajo tus pies de nuevo. - solté con dificultad y rabia.

- ¡Venga ya! - se rió - ¿Sigues cabreado por eso?

- ¡Me arruinaste la vida!

- Te la mejoré, - dijo burlón - deberías de estar agradecido. Hay personas que asesinarian a alguien por poseer el poder que tienes.

- Una persona como tú, que daría la vida de su mejor amigo, engañaría y raptaría a la chica que le gusta por codicia. Un depravado y un perturbado. ¿Agradecido? Deberías estar en prisión o en un manicomio, o inclúso mejor, en un laboratorio haciéndote lo mismo que le hicieron a Zeev. - atacó Yumi a Will. 

- No, tú no. Todo lo que he hecho ha sido por ti. Él te ha lavado el cerebro, ese payaso. Yumi, yo te deseo y lo sabes. - intentó calmarla Will con palabras llenas de falso amor, palabras realmente vacías. - Es un sueño, una pesadilla de la que pronto despertarás.

- La razón por la que sé que esto es la vida real y no el sueño que tu me has intentado creer que era no es por que sea todo más vivido, o porque Zeev me lo haya dicho, sino porque en los sueños, - dijo Yumi mientras se levantaba poco a poco y sacaba de la cinturilla del pantalón el arma que llevaba encima, apuntando directamente a la cabeza de Will. - nunca te dicen que es un sueño. - y disparó. La vala impactó contra un tubo, el cual perforó haciendo que saliera una nube enorme de humo. Will se retorció por el calor el tubo que hacía que se derretiera sobre William quemando su piel. Yo tan rápido como pude me levanté, mientras Yumi corría hacia la niña. Los gritos de William resonaban en la estancia, haciendo una escena extremadamente espeluznante.

- ¡Julie, corre cielo, vámonos! - gritó Yumi.

- ¡No tero id contigo! Quiedo a mami... Él traerá a mami...

- Olvídate de salvarla... es mia... - dijo William desde el suelo.

- ¡Yumi, vámonos! No la convencerás. - agarré a Yumi y tiré de ella para que empezará a correr, se resistía ya que el deseo de salvar a Julie era mucho más fuerte que el de salvarse a si misma.

- No... ¡NO! ¡Julie! Es un maníaco, acabará con ella, Zeev. - gritaba desesperada mientras yo tiraba de ella, provocando que la herida de mi torso se volviera a abrir doliéndome más que nunca, pero seguí tirando de ella hasta que la saqué de allí. - ¡Zeev suéltame! No puedo abandonarla. Por favor...

La culpabilidad me recorría por dentro, Yumi tenía razón, al lado de William la niña no aguantaría nada, pero el haber estado en el ejército me enseñó que si alguien no quiere ser salvado no se salvará. Yo viví una espantosa experiencia y después de ella lo único que quería era morir para deshacerme de sus consecuencias. Esa niña no volvería a ser feliz después de ese día. Corrimos hasta la sala de calderas y allí encontramos la salida. Nos apartamos de aquel lugar en el que en algún momento de mi vida me vi y sentí seguro. Veía a Yumi correr cansada, sin fuerzas y aún llorando trás de mí. Yo hacía años que no me sentía así, me ardía el pecho al respirar, todas las articulaciones me temblaban y la herida me dolía provocándome que hasta la vista se me nublara. Bajé el ritmo y pare poco a poco, Yumi me miró con preocupación.

- No... Puedo... Más... Lo siento,Yumi. - dije entre intentos de que mis pulmones volvieran a su estado original.

- Tranquilo, no estás acostumbrado a esa parte de los seres humanos normales. Yo también necesito descansar. - dijo amable pero seca.

- No, lo siento por Julie... Siento no poder dejarte salvarla, pero ella no se quería salvar. Y yo soy al que más le fastidia toda esta mierda, es por mi culpa que ese lunático nos quiere matar. Es mi culpa que Anne este muerta, porque yo la eché aún cuando afuera del búnker estaba el enemigo... - solté llorando. - Murió, Anne murió por mi culpa. Dejé a una niña huerfana por tozudez. - mis sentimientos estallaron y salienron de mi boca rápidamente. - Todo es mi culpa, siempre fui el culpable yo... Jamás seré lo que el mundo necesita. Soy un fracaso. Un asesino sin escrúpulos.

- Zeev... Por favor, - me agarró la cara con cariño haciendo que la mirará a sus grandes ojos azúles - eso no es del todo verdad. No te voy a negar que hayas matado a más de una persona ni que no esté molesta por no poder salvar a Julie, pero a pesar de ser tan fuertemente sobrehumano sigues siendo un humano y eso conlleva ser imposible ser perfecto, cometes errores. Pero una cosa que me dijo alguien una vez es que no importa las veces que caes, cuentan las veces que te levantes. - la abracé como si me fuera la vida en ello. Esas palabras se las había dicho yo en un momento en el que Yumi se había decaído debido a los problemas de los rebeldes y el gobierno . Aún no estoy seguro de si recuerda su pasado, pero estoy seguro de que aunque no lo recuerde sigue siendo la chica de la que me enamoré y de la que sigo enamorado.

- Te amo, Yumi. Y cada día me vuelvo a enamorar de ti. - noté que mi abrazo lo correspondía con fuerza y después me apartó de ella con cuidado.

- No recuerdo lo que llegué a sentir por ti, pero la única sensación que no me pude sacar de la cabeza desde que ésto comenzó fue un sentimiento enorme hacia ti. Al principio no sabía el tipo de sentimiento que era, pero ahora lo sé. También te amo, y estoy segura de que siempre te ame. Pero si sé que en este tiempo que he estado con la resistencia, que he pasado contigo,  me he enamorado de ti.

- Gracias.

lunes, 19 de enero de 2015

Capítulo 29

Desesperada abrí de un portazo la puerta de la sala en la que todos se encontraban. Me miraron paralizados. Sus caras demostraban terror e inseguridad, no tenían ni la mas remota idea de si siquiera sobrevivirían a ese día. Me reprendí a mi misma por estar asustada, esas personas no necesitaban alguien temeroso de lo que fuera a pasar, necesitaban a alguien que les guiara hacia una salida y una solución de aquella situación angustiosa. Debía ser el lider que necesitaban.

- Seguirme todos, ¡ya! No hay tiempo. Rápido, hay que salir de este lugar o moriremos. - apremié.

Sin mediar palabra todos y cada uno dejó todo y salieron de la sala ordenadamente, como si lo tuvieran ensayado. No me separé del umbral de la puerta hasta que la sala quedó totalmente desierta. Como última instancia, ántes de cerrar la puerta, observé en la pantalla de aquel monitor la macabra escena de la que momentos antes yo había sido una protagonista.

- Yumi, faltan Lya y Julie. - dijo Tomás.

- Mierda - maldije. - ¿Dónde llevaría Lya a la niña para estar seguras? - pregunté, pero en ese momento oímos que por el oscuro pasillo se acercaba una sombra a una velocidad acelerada, sus pasos sonaban fuertes sobre el suelo metálico, rápidos y cada vez resonaban más alto cuanto más próximo estaba ese ente. Todos nos tensamos, yo deslicé la mano al arma que guardaba en la cinturilla del pantalón.

- ¡Ayúdarme! - resonó la voz de Lya por el pasillo, lo que me tranquilizó en parte porque no había nadie extraño en el búnker con lo que Zeev estaba haciendo bien el manteniendo a los soldados alejados de nosotros. Pero eso me llevó a pensar en cómo estaría Zeev lo que me preocupó bastante y el grito pidiendo auxilio tampoco ayudó a que la situación mejorara, de hecho consiguió que ocurriera lo contrario. Con lo que, en general era todo muchísimo más estresante a cada segundo que pasaba.

- ¿Qué ha pasado, Lya? - preguntó Alec con voz nerviosa y asustada.

- No... Es que... Solo por un segundo... Y ya no estaba... - decía Lya entre jadeos atemorizados en cuando llegó al grupo corriendo. - Julie... Julie ha desaparecido...

- ¿¡Qué!? En una situación así y a ti sólo se te ocurre perder a una niña. - soltó Germán.

- No la perdí, se fue ella sola. - se defendió Lya.

- ¡Eh! Vale ya. Como sea, la niña no está. Yo iré a buscarla vosotros ir saliendo por la sala de calderas, allí encontraréis una trampilla. Germán este es tu búnker, confío en ti para sacarlos vivos. Escuchad, después de salir esconderos en donde podáis, no os acerquéis a sitios concurridos, no llaméis la atención y permanecer siempre juntos. - las palabras me salían una detrás de otra sin darme tiempo a saber lo que realmente decía, pero por las caras de los de mi alrededor parecían cosas lógicas, sus expresiones asustadas pasaban a más tranquilidad hasta alguna se tornaba a orgullo pero sólo un poco ya que el miedo seguía muy presente. - Marcharos, ya.

Todos se giraron y comenzaron a seguir a Germán, quien hizo un gesto con la mano para que se marcharán. Tomás se dio media vuelta ántes de irse.

- Gracias, por volver a ser tú. Te echábamos de menos. - dijo y prosiguió su marcha.

Agaché la cabeza a modo de consentimiento y giré sobre mis talones para ir a buscar a Julie. ¿Por fin volvía a ser aquella chica que todos admiraban? Sinceramente era algo bastante discrepable y sin fundamento. Tenía muchísimo miedo, estaba aterrorizada, pero mi cuerpo actuaba por instinto. No pensaba, actuaba.

Corriendo sin parar busqué en todos los rincones de aquel oscuro lugar. Los pulmones me quemaban por la falta de aire y las piernas me temblaban del cansancio. Pero no me podía dar por vencida, no, ya me había dado por vencida muchas veces y ser una cobarde lo había pagado caro. Julie no podía haber desaparecido cómo nada, era lógico que estuviera en algún lugar. Volví al punto del búnker donde empecé, por donde el grupo se fue, ¿habrían salido bien? ¿Estarían a salvo? La duda me carcomia por dentro. Pero la incertidumbre de no saber de Julie me ponía más y más nerviosa a cada instante. En la única habitación que no había mirado fue en la que estaban todos reunidos antes de que yo les ordenará salir del búnker. En ese momento me di cuenta de que era la sala de cámaras. Entré aprisa sin dejar de llamarme estúpida a mi misma, podía haberme ahorrado el correr por todo el búnker adelante. Lo que me mostraban las pantallas era algo que me dejó en shock. Observé los fotogramas con detenimiento y cuanto más veía más absurdo e impactante me parecía. Salí de la sala como una vala y corrí hasta la pierta principal donde los soldados ya tomaban posesión pero lo peor era la escena que se desarrollaba dentro del búnker. Zeev se encontraba ensangrentado en el suelo, inmóvil y Will apuntaba a Zeev con una espada y con el brazo libre abrazaba a Julie, que se mantenía aferrada a su pierna.

- Mi amada Yumi, ¿porqué me haces llegar a esto?

- Yo no te hago llegar a nada, has sido tú solo el que ha llegado a este punto. Por favor déjalos ir.

- No puedo querida, si no m quedo con un aliciente te me irás y no puedo permitirlo.

- Julie, cielo, ven conmigo, ese hombre es malo. - llamé cariñosamente a la niña ignorando a aquel repugnante personaje.

- No tero. Tu mala, él no. Mami no ezta po tu culpa.

- Cariño él mató a mami...

- Yo traeré de vuelta a su madre, la ciencia hoy en día puede hacer milagros.

- ¡No la engañes! Eso es mentira. - apreté los puños por la rabia y la impotencia que me vencían y agobiaban. Miré a Zeev el cuál me devolvió la mirada como podía. - Déjalos, William... Haré lo que sea.

- No... - oí la débil voz de Zeev. El pie de William se encontró rápida y fuertemente con el estómago de Zeev quien gimio de dolor.

- Perfecto. - dijo Will con voz orgullosa levantando el mentón de manera altiva.

- Pero con la condición de que los dejes. - reiteré.

- Claro, pero es de libre elección y ella ha venido a mi, así que se queda. También me sirve de incentivo y seguro, si no haces lo q se te pide acabaré con su vida. - me amenazó. - No hay mal que por bien no venga.

- Siempre fuiste torpe con las chicas, pero esto ya es exageradamente malo... - se burló Zeev desde el suelo.

- ¡Cállate basura! - gritó William haciéndole un corte en la espalda a Zeev con la espada con la que lo mantenía en el sitio.

- La basura... es quien utiliza medios sucios para hacer que las personas les presten atención. - con un movimiento seco se aupó con las manos, clavándose la espada, asustando a William, a mi y a Julie. Esta última corrió a esconderse llorando. Pensé en lo mal que lo pasaría la niña cuando creciera, si es que llegaba a sobrevivir, cosa que dudaba que hiciéramos ninguno de los presentes. Zeev con una rapidez inhumana, típica de él, se alejó de William suficiente como para no ser alcanzado. - Realmente me das muchísima más pena de la que creía. - soltó Zeev esputando algo de sangre al hablar.