Siete años antes
- "...Por haber logrado ser los mejores de vuestra promoción os ofrecen la oportunidad de ser parte de "Titan"..." - las palabras resonaban constantemente en sus mentes.
Al llegar la noche todos los soldados se reunieron en el comedor para cenar. La cena fue tranquila y acogedora como siempre. Al terminar los jóvenes soldados fueron a hacer un entrenamiento por el campo. La noche era hermosa.
- Hoy ha sido un día duro... - comentó Alan.
- Si, y mañana peor. Según las estadísticas nos harán trabajar más a más acercamiento de la fecha de decisión de lo que nos ofrecieron. - dijo Erik escondido detrás de sus gafas y con su habitual forma de hablar técnica. Era un muchacho que triunfaba por su alto cociente intelectual y su agilidad mental para hacer que cada batalla siempre fuera a su favor.
- ¿Sabéis ya lo que vais a decir? Mañana hay que responder a si participaremos en Titan o no. Yo sí que lo haré. Quiero más fuerza y poder y ésto me lo puede conseguir. - preguntó Dani con sus ojos azules brillando de emoción.
- Yo también. - Charlie se pronunció. Charlie era el mayor de todos. Tenía mucha habilidad y arte para la guerra, vivía para ello. Su mayor característica era su pelo rojo y su silencio, ya que jamás hablaba.
- Yo también. Y no cambiare de opinión. - dijo Alan.
- A mi no me desagrada la idea y las vueltas que le he dado éstos días me ha llevado a pensar que sí, lo haré. - soltó Erik.
- Yo no lo sé. Aún le doy vueltas a la cabeza. - dijo Jesse.
- Yo no. - dijo Gallager.
- Jesse, Will. Sois los mejores y ¿no vais a aprovechar ésta oportunidad?
- Yo tengo demasiado que perder, estoy en el ejército por mi padre. Según él todo gobernante ha de saber lo que significa defender al país desde primera fila. A mi me gusta más la ciencia. Paso de Titan. - dijo Will serio y seco. - A parte, en cuanto pueda saldré del ejército y la conquistaré.
- ¿Qué chica tienes en mente Don Juan? - inquirió Alan.
- Yumi Wilder, ¿verdad? - le dijo Jesse provocando que Will le mirara. - Te gusta desde hace mucho. Pero vaya mezcla.
- ¿Quién es Yumi Wilder? - preguntó Dani.
- La única hija de el senador Marc Wilder. Mis conocimientos sobre ella son limitados pero sé que es una revolucionadora, cabecilla de esa rebelión que poco a poco se está alzando contra el gobierno. - informó Erik.
- Sí, hombre - le explicó Alan a Dani al ver su cara de perplejidad. - La chica tan guapa que sale en las noticias. Que es castaña con el pelo muy largo y los ojos azules. Es la que cada dos por tres provoca las misiones que nos dan de terminar con las manifestaciones y todo eso.
- ¡Aaah! Ya sé. Pues qué mujer. - soltó Dani - ¿Y tu, Jesse? ¿Qué harás?
- No lo sé. Es una decisión importante y hay mucho en juego. Seremos super-soldados y dios sabe por lo que pasaremos para llegar a ello y lo que pasará después. Nos prometen la luna y las estrellas, pero yo no creo que se llegue a ellas tan fácil. No lo sé chicos...
- Jesse, ten en cuenta de que llegarás a superar a tu padre. - le dijo Will, poniéndole una mano en el hombro. - Es la mejor opción que tienes.
- No sé...
- En todo caso vayamos a dormir mañana será un día duro. - dijo Charlie. Todos opinaron igual y se marcharon a dormir.
A la mañana siguiente ocurrió lo mismo que tres días atrás; el sargento entró en el dormitorio serio y cabizbajo, todos los soldados presentes le saludaron y el sargento comenzó a hablar:
- Bien, han pasado los días de plazo para pensar la proposición que se os ha hecho. Los que estáis a favor dad un paso al frente. - únicamente se movieron cinco personas de su posición. - Como me supuse, seriáis vosotros. Muchachos sois valientes para aceptar ese destino. Me retiro. Venid los cinco a mi despacho cuando os terminéis de preparar.
Aún después de que el sargento se hubiera ido la tensión se podía palpar en el ambiente. Unos irradiaban ilusión, otros nerviosismo, otros miedo y otros envidia. Los muchachos se prepararon y se dirigieron en orden hacia la dirección que les había indicado su superior. Al llegar allí se encontraron al sargento sentado en su escritorio revisando unas carpetas con el nombre de cada joven que se presentaba para aquel cometido.
- Chicos, voy a ser sincero, no me hace ninguna ilusión que cinco de los mejores soldados que han pisado este lugar se vayan para ser ratas de laboratorio. - el hombre se recuesta en su sillón con todos los informes en la mano y los va tirando encima de la mesa según va diciendo cada nombre. - Charlie Roggo, uno de los más veteranos de su clase. Alan Maft, un alumno con gran fuerza y bastante poder en cuerpo a cuerpo. Daniel Wilsam, con poca resistencia pero un gran talento para la escapada. Erik Jan, un gran estratega y gran genio. Y por último Jesse McConaughey, uno de los soldados más destacados que existen en este país. Todos vosotros sois unos soldados excepcionales y espero que salgáis ilesos. - petan a la puerta y entra un hombre mayor con una bata blanca - Soldados, os presento a Germán Valdes, el científico que llevara a cabo Titan.
Los soldados saludaron pero no obtuvieron respuesta del científico, solo una mirada analítica de cada uno de ellos. Los ojos castaños del hombre se paseó por cada joven mirando cual de ellos era el más adecuado.
- Retiraros y hoy descansad. Mañana a primera hora comenzaran las pruebas. - dijo el viejo desviando la vista a las carpetas que había encima del escritorio del sargento y cogiéndolas.
- ¡Sí señor! - dijeron los cinco al unisono y se retiraron.
- ¿Les irá bien? - preguntó el sargento.
- Eso sólo depende de ellos.
El científico, ya apoderado de los informes de cada soldado sale del despacho dejando al sargento solo. Este coge una foto de un cajón y la mira con cariño. En ese trozo de papel están retratadas las caras de cada uno de esos muchachos y de William Gallager, en su primer año de soldados rasos. El hombre aún recuerda cuando sacó esa foto por petición de Daniel para que, según el joven, recordara a "los mejores soldados que nunca existirán".