Me hallaba sentada reflexionando por lo que no oí el girar de la llave en la puerta y una figura entrando en silencio en la estancia hasta que la figura habló.
- ¿Qué estás haciendo? - Will estaba detrás de mirándome con una mezcla en la mirada de recelo y curiosidad.
- Tenía ganas de ver mis fotos, pero todas están como en blanco, borrosas. - contesté paseando la mirada sobre los álbumes abiertos y entonces me llamó la atención un insignificante trozo de fotografía rota y quemada. La cogí y en ella se veían con claridad unos ojos dorados y profundos... - ¿Zeev? - fué un susurro apenas audible, quise seguir observando el pedazo de papel pero Will me la arrebató rápidamente.
- No deberías estar viendo esto. Debes descansar que aún estás débil.
- Me escondes algo, y además soy yo la que decide si estoy con fuerza o no y me encuentro bien. Soy capaz de salir de casa. - le espeté levantándome del suelo para otorgarme la poca autoridad que podía
.
- De acuerdo, perdóname - se me acercó, me besó la frente y se quedó muy cerca acariciándome con dulzura lo tenía tan cerca que podía sentirlo entero contra mi piel, cada músculo, cada latido... - ¿Te apetece salir? Si te encuentras con fuerzas si quieres vamos a dar una vuelta.
- ¿En serio? - me quedé anonadada y por eso tenía que asegurarme de que no me llevaba a engaño. Era un cambio tan repentino de actitud que se me hacía raro, pero era a mi favor así que no me quejaba y además todo lo que estaba pasando en mi vida, por una cosa más no pasaría nada.
- Claro, vete a cambiar mientras yo recojo esto. - me sonrió de una manera tan dulce que me fue imposible no devolverle la sonrisa. Mi situación comenzaba a cambiar a mejor, o eso me parecía.
Corrí hacia la habitación dejandolo alli de píe y al volverme para cerrar la puerta no pude evitar fijarme en como miraba hacía las fotos con una expresión oscura y tenebrosa, se ponía tenso y cerraba el puño que contenía el trozo de foto que me había arrebatado con fuerza. Me pareció raro, pero de la emoción ignoré lo que acababa de ver.
Me cambié lo más rapido que pude y salí de la habitación. Me encontre con la sonrisa dulce de Will y todo recogido.
- ¡Qué rápido! - le dije.
- No, lo que pasa es que tu eres muy lenta. - me respondió socarrón. - ¿Estás lista ya?
- Si - afirmé con ilusión, por fin iba a ver el mundo exterior y salir de esa mazmorra.
- Pues vámonos - extendió la mano hacía mí y la aferré con fuerza lo cuál hizo que aumentara, más si cabe, su sonrisa.
Salimos de casa cogidos de la mano, no sabía si eso estaba bien, pero ya no sabía que estaba bien o mal así que me decidí el disfrutar el momento. Paseamos por calles tranquilas hasta que la noche se nos echó encima. Yo disfrutaba del paseo pero él a medida de que pasaba el tiempo le cambiaba la forma de ser, se volvía más tenebrosa y oscura. ¿Qué pasaba por su cabeza?
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