Desesperada abrí de un portazo la puerta de la sala en la que todos se encontraban. Me miraron paralizados. Sus caras demostraban terror e inseguridad, no tenían ni la mas remota idea de si siquiera sobrevivirían a ese día. Me reprendí a mi misma por estar asustada, esas personas no necesitaban alguien temeroso de lo que fuera a pasar, necesitaban a alguien que les guiara hacia una salida y una solución de aquella situación angustiosa. Debía ser el lider que necesitaban.
- Seguirme todos, ¡ya! No hay tiempo. Rápido, hay que salir de este lugar o moriremos. - apremié.
Sin mediar palabra todos y cada uno dejó todo y salieron de la sala ordenadamente, como si lo tuvieran ensayado. No me separé del umbral de la puerta hasta que la sala quedó totalmente desierta. Como última instancia, ántes de cerrar la puerta, observé en la pantalla de aquel monitor la macabra escena de la que momentos antes yo había sido una protagonista.
- Yumi, faltan Lya y Julie. - dijo Tomás.
- Mierda - maldije. - ¿Dónde llevaría Lya a la niña para estar seguras? - pregunté, pero en ese momento oímos que por el oscuro pasillo se acercaba una sombra a una velocidad acelerada, sus pasos sonaban fuertes sobre el suelo metálico, rápidos y cada vez resonaban más alto cuanto más próximo estaba ese ente. Todos nos tensamos, yo deslicé la mano al arma que guardaba en la cinturilla del pantalón.
- ¡Ayúdarme! - resonó la voz de Lya por el pasillo, lo que me tranquilizó en parte porque no había nadie extraño en el búnker con lo que Zeev estaba haciendo bien el manteniendo a los soldados alejados de nosotros. Pero eso me llevó a pensar en cómo estaría Zeev lo que me preocupó bastante y el grito pidiendo auxilio tampoco ayudó a que la situación mejorara, de hecho consiguió que ocurriera lo contrario. Con lo que, en general era todo muchísimo más estresante a cada segundo que pasaba.
- ¿Qué ha pasado, Lya? - preguntó Alec con voz nerviosa y asustada.
- No... Es que... Solo por un segundo... Y ya no estaba... - decía Lya entre jadeos atemorizados en cuando llegó al grupo corriendo. - Julie... Julie ha desaparecido...
- ¿¡Qué!? En una situación así y a ti sólo se te ocurre perder a una niña. - soltó Germán.
- No la perdí, se fue ella sola. - se defendió Lya.
- ¡Eh! Vale ya. Como sea, la niña no está. Yo iré a buscarla vosotros ir saliendo por la sala de calderas, allí encontraréis una trampilla. Germán este es tu búnker, confío en ti para sacarlos vivos. Escuchad, después de salir esconderos en donde podáis, no os acerquéis a sitios concurridos, no llaméis la atención y permanecer siempre juntos. - las palabras me salían una detrás de otra sin darme tiempo a saber lo que realmente decía, pero por las caras de los de mi alrededor parecían cosas lógicas, sus expresiones asustadas pasaban a más tranquilidad hasta alguna se tornaba a orgullo pero sólo un poco ya que el miedo seguía muy presente. - Marcharos, ya.
Todos se giraron y comenzaron a seguir a Germán, quien hizo un gesto con la mano para que se marcharán. Tomás se dio media vuelta ántes de irse.
- Gracias, por volver a ser tú. Te echábamos de menos. - dijo y prosiguió su marcha.
Agaché la cabeza a modo de consentimiento y giré sobre mis talones para ir a buscar a Julie. ¿Por fin volvía a ser aquella chica que todos admiraban? Sinceramente era algo bastante discrepable y sin fundamento. Tenía muchísimo miedo, estaba aterrorizada, pero mi cuerpo actuaba por instinto. No pensaba, actuaba.
Corriendo sin parar busqué en todos los rincones de aquel oscuro lugar. Los pulmones me quemaban por la falta de aire y las piernas me temblaban del cansancio. Pero no me podía dar por vencida, no, ya me había dado por vencida muchas veces y ser una cobarde lo había pagado caro. Julie no podía haber desaparecido cómo nada, era lógico que estuviera en algún lugar. Volví al punto del búnker donde empecé, por donde el grupo se fue, ¿habrían salido bien? ¿Estarían a salvo? La duda me carcomia por dentro. Pero la incertidumbre de no saber de Julie me ponía más y más nerviosa a cada instante. En la única habitación que no había mirado fue en la que estaban todos reunidos antes de que yo les ordenará salir del búnker. En ese momento me di cuenta de que era la sala de cámaras. Entré aprisa sin dejar de llamarme estúpida a mi misma, podía haberme ahorrado el correr por todo el búnker adelante. Lo que me mostraban las pantallas era algo que me dejó en shock. Observé los fotogramas con detenimiento y cuanto más veía más absurdo e impactante me parecía. Salí de la sala como una vala y corrí hasta la pierta principal donde los soldados ya tomaban posesión pero lo peor era la escena que se desarrollaba dentro del búnker. Zeev se encontraba ensangrentado en el suelo, inmóvil y Will apuntaba a Zeev con una espada y con el brazo libre abrazaba a Julie, que se mantenía aferrada a su pierna.
- Mi amada Yumi, ¿porqué me haces llegar a esto?
- Yo no te hago llegar a nada, has sido tú solo el que ha llegado a este punto. Por favor déjalos ir.
- No puedo querida, si no m quedo con un aliciente te me irás y no puedo permitirlo.
- Julie, cielo, ven conmigo, ese hombre es malo. - llamé cariñosamente a la niña ignorando a aquel repugnante personaje.
- No tero. Tu mala, él no. Mami no ezta po tu culpa.
- Cariño él mató a mami...
- Yo traeré de vuelta a su madre, la ciencia hoy en día puede hacer milagros.
- ¡No la engañes! Eso es mentira. - apreté los puños por la rabia y la impotencia que me vencían y agobiaban. Miré a Zeev el cuál me devolvió la mirada como podía. - Déjalos, William... Haré lo que sea.
- No... - oí la débil voz de Zeev. El pie de William se encontró rápida y fuertemente con el estómago de Zeev quien gimio de dolor.
- Perfecto. - dijo Will con voz orgullosa levantando el mentón de manera altiva.
- Pero con la condición de que los dejes. - reiteré.
- Claro, pero es de libre elección y ella ha venido a mi, así que se queda. También me sirve de incentivo y seguro, si no haces lo q se te pide acabaré con su vida. - me amenazó. - No hay mal que por bien no venga.
- Siempre fuiste torpe con las chicas, pero esto ya es exageradamente malo... - se burló Zeev desde el suelo.
- ¡Cállate basura! - gritó William haciéndole un corte en la espalda a Zeev con la espada con la que lo mantenía en el sitio.
- La basura... es quien utiliza medios sucios para hacer que las personas les presten atención. - con un movimiento seco se aupó con las manos, clavándose la espada, asustando a William, a mi y a Julie. Esta última corrió a esconderse llorando. Pensé en lo mal que lo pasaría la niña cuando creciera, si es que llegaba a sobrevivir, cosa que dudaba que hiciéramos ninguno de los presentes. Zeev con una rapidez inhumana, típica de él, se alejó de William suficiente como para no ser alcanzado. - Realmente me das muchísima más pena de la que creía. - soltó Zeev esputando algo de sangre al hablar.
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